Se trata de uno de los embalses más pequeños que poee la provincia de Ávila, pero que a mi, particularmente me gusta y me cae muy cerca de casa.
...difícil está la cosa en Mirueña. No, no lo digo por los
peces, lo digo porque es un lugar maldito para los lances. Sus laderas son
demasiado empinadas y hay que ser especialista en levantar la línea por encima
de los altos yerbajos que tienes detrás a varios metros por encima, y ahora que el
embalse está bajo, mucho más. El caso es que comencé sobre las diez de la
mañana, una mañana clara y con poco viento, pero que luego se levantó, aunque
no era fuerte.
Después hicieron su aparición las nubes, que dejaban ver el sol entre
claros, oportunidad que yo aprovechaba para escudriñar las orillas desde la
altura del cortado sin acercarme demasiado para
no espantar a los posibles inquilinos que las frecuentan.
Esperaba que a eso
de las doce del mediodía saliesen las hormigas para volar, ya que lo habían hecho en días
anteriores y las condiciones parecían favorables. La actividad de los peces era
casi nula. Las carpas ni se las veía, y los barbos que eran los que surgían de
vez en cuando en la superficie, eran muy escasos, pero mi experiencia me decía
que llegaría el momento en que lo hiciesen, aunque no eclosionasen las hormigas.
Sabía
con certeza que se moverían llegadas las doce o la una del mediodía. Esperaba
que en sus “recuerdos” perdurase lo que en días atrás habían vivido y comido y
se moviesen a la espera de que volasen algunas de las más retrasadas... ya se
sabe, no con mucha profusión pero alguna de vez en cuando.
Así fue, al principio veía algunos barbos que sacaban su cabeza
y al regresar a la profundidad, me mostraban su cola, detalle que los
diferencia de otros peces y nos da a conocer su identidad. No me cabía duda,
desde este momento, estaré a la expectativa de aquellos que se muevan cercanos a
la orilla tomando algún insecto, que
despistado, habría volado por equivocación hasta el agua.
No sé si se trataba
de hormigas, ya que no vi volar más que unas pocas, pero eran suficientes para
alertar a sus posibles comensales, que deseosos de alimento esperan reponer las
fuerzas que necesitan para pasar el crudo invierno de este embalse, que en
esta estación es de los más fríos.
Fueron escasos los segundos que hube de esperar, el pez tomó la artificial con ganas y sin dudar. Su carrera hacia la profundidad y los cortados sumergidos que aquí abundan, fue espectacular.
Que fuerza, que poderío. Ya conozco sus tretas de ocasiones anteriores y traté de que no se fuese hacia las rocas, pero no lo podía evitar.
Sus arremetidas eran dramáticas para mí pensar, y en menos de treinta segundos, acabo toda lucha y emoción, había roto el terminal. Examiné la punta rozada por las aristas cortantes de las pizarras por las que había pasado el animal. Claro, el terminal del número catorce es poco fiable para este colosal y enérgico oponente, debía poner algo más fuerte y fehaciente para tener alguna opción, de lo contrario y como en otras ocasiones, no llegaría a ver ninguno fuera del agua.
Buqué en mis bolsillos otro número de terminal… maldición, no
tenía más que el doce y el catorce. Opté por volver a colocar el mismo
confiando en que mi experiencia haría lo suficiente para que el pez no me
rompiese antes de llegar a la profundidad. No fue así, otros dos más me
hicieron la misma jugada tirando como posesos para lo más profundo y los
cortados sumergidos.
No pude hacer nada. Mi desesperación y la pérdida de tres
moscas ya me hacía poner de mal humor, pero la pesca es así y yo hoy, no venía
preparado. Una estupidez por mi parte, ya que sabía lo que ocurriría si no
llevaba el hilo adecuado. Revolví en mis bolsillos de nuevo… y sorpresa. Días
antes, habíamos tenido un encuentro en otro embalse, para enseñar con lecciones
prácticas a los niños a pescar con mosca, y por ende yo había metido un
carrete de hilo que encontré por casualidad para este menester y que hubiese la
seguridad de que los niños no rompiesen fácilmente. Era del número veintiséis, demasiado grueso pensé, lo verán.
Mi siguiente mosca iba atada a este terminal, tenía la esperanza de que no me
rechazasen, la imitación era demasiado
buena para que se fijasen en otra cosa.
Continué por la orilla oteando muy despacio, pero no estaban en
ella. Los que se movían lo hacían hacia dentro, y a algunos, con un poco de
pericia, les podría llegar. El siguiente en caer era una bestia submarina, un
misil de las profundidades. Tomó la mosca con convicción y sin desconfianza
alguna. Sentía y notaba cómo la línea franqueaba
las rocas y temía que en cualquier momento acabase la lucha, y que la
amenaza de escapada del animal sería inminente.
Tras algunas carreras alocadas sus fuerzas fueron mermando, disminuyeron sus sorprendentes huídas y conseguí
salvar las rocas de las profundidades, haciéndolo subir a la superficie y poder
ver a tan hermoso ejemplar de alrededor de los dos kilos. Algunas fotos para el
recuerdo, suelta, y a continuar con su vida normal. El terminal había
aguantado perfectamente, estaba tan deteriorado y rozado por varias partes que
lo hube de cambiar intuyendo que en la siguiente ocasión no pudiese aguantar.
Eran las dos del mediodía o de la tarde, como se quiera pensar.
Los peces aún seguían con actividad, pero yo tenía que regresar. En total hice
cinco capturas que pude fotografiar, más los tres que me rompieron por exceso
de confianza y darle más oportunidades a esta bravo animal.
Los Barbos de
Mirueña, los que casi nadie conoce... he de reconocer, que son, mi gran debilidad.
.-.
10 comentarios:
Olá Paco,
Pescar Barbos à mosca seca é uma sensação sublime,tal é o comportamento e a força que eles produzem.
Eu pesco-os no Douro com terminal 0.20 e com montagens em nº10.
Abraço,
João Dias
Gracias Joao por compartir mi blog y dar tus opiniones de esta pesca tan espectacular como es la pesca a mosca de barbos.
Saludos.
Enhorabuena por esos barbo, seguro que disfrutaste mientras lo acercabas a la orilla ya que se ven que esta sanos.
Saludos
Hola Álvaro: si es cierto que disfruto mucho pescándolos y son mi debilidad en este pequeño embalse al que me gusta acudir.
Gracias por tu visita. Un saludo.
Que preciosos esos peces y aún no los he pescado nunca aunque ya me lo han propuesto en alguna ocasión....quizas me decida en breves si hago algo de tiempo.
Saludos
Pablo
No tardes Pablo, te están esperando.
Saludos
Hola soy de blascomillan y he ído en varias ocasiones a pescar a mirueña y desconocía que el embalse tuviera barbos.
Sigue habiendo barbos después de 5 años?
Hola David.
Por supuesto que aún están ahí, eso si, son duros de pelar.
Te romperán en muchas ocasiones, pero no desesperes alguno sacarás.
Un saludo.
Hola Paco.
Pues tienes razón Paco los barbos siguen estando en el pantano estuve en el puente de mayo y saque mi primer barbo pescando a mosca.
Muchas gracias David. Un saludo.
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