Ahogadas y Leonesas
Texto y Fotos:
Guy Roques
Durante la
Semana Internacional de la Pesca en León 2012, quizás la última para mí, me invitaron a una mesa redonda sobre el
porvenir de la pesca a la leonesa. Confieso que en un primer tiempo pensé que
mi aportación iba a ser de poco peso ya que no la practico. En realidad lo que
no practico es la famosa pesca tradicional a boya, habitualmente con 3 moscas
delante del “buldó” (del Francés “bulle d’eau”) y una detrás llamada rastrero.
En cambio, lo que practico desde
hace mucho tiempo es la pesca a mosca ahogada a látigo con sedal flotante o
ligeramente hundido (S.2) si empuja mucho la corriente como suele pasar en los
grandes ríos. Se usan 2 o 3 moscas con la más pesada en punta y la más ligera
arriba. La caña de 11 pies es ideal. El especialista francés Louis Carrère
aconsejaba en su libro “Pêche à la mouche noyée” un espacio de 40 cm.
entre las 2 moscas del terminal y un espacio de 1 metro entre la segunda mosca
y la de arriba.
Se pesca bajando por una playa
del río, con las botas en la piedra siempre que se puede y llevando las moscas
como en la pesca del salmón. Se lanza hacia la otra orilla y según la corriente
se hace un mendig que puede repetirse si el río es ancho. La preocupación del
pescador ha de ser que las moscas lleguen primero a la vista del pez y que la
línea esté bastante tensa, sin exceso para sentir la picada. Las moscas derivan
formando un arco y muchas veces los ataques se producen cerca de la
orilla. Es curioso observar que en
ciertos ríos del extranjero es una técnica muy efectiva mientras que en España,
por lo menos en los ríos donde yo pesco, o pesqué, los resultados son muy
irregulares. Recuerdo haber trabajado la tabla de Villamor en el Órbigo con esa
técnica sin capturas notables. En cambio cuando se pescaba el Esla en la Semana
Internacional, si me tocaba una tabla larga solía sacar varias truchas, muchas
pequeñas y algunas más grandes que me levantaban la moral para continuar.
Moscas distintas
Ahora, y fuera de la acción de pesca, me parece importante
observar la diferencia que existe entre los dos tipos de mosca. La mosca
ahogada es un insecto, por lo general terrestre, que
cayó al agua y se ahogó (una
mosca verde o “casera”, un tábano, un moscardón, una avispa, un saltamontes
etc..) y deriva muerto arrollado por la corriente. Como no tienen casi nada de
peso estos insectos, es obvio que las imitaciones para pescar deberán ser ligeras, la de punta con
un anzuelo más pesado para ayudar a tensar un poco el aparejo. Entre todas las
moscas ahogadas que utilizo mi preferida es “La Pallareta”
en punta. La
muestra que se ve aquí no es de mi fabricación. Es un regalo de un seguidor de Conmosca
que la consiguió de un gran
montador desgraciadamente fallecido, un montaje único pues con valor de
recuerdo.
La mosca leonesa poco tiene que
ver con la mosca ahogada.
El punto común es que baja a medias aguas pero su
configuración es distinta. Con un cuerpo que va a variar según las épocas, y
según los consejos del famoso manuscrito de Astorga, montadas con las no menos famosas plumas de la Vecilla u otros pueblos
aledaños, las leonesas no quedan inertes
en su recorrido. El pescador que las maneja puede animarlas moviéndolas de
manera que el abanico de pluma se abra o se cierre en un “tira y afloja” calculado en función de las
aguas y de la corriente. La mosca leonesa puede semejar una mosca muerta por
supuesto pero también puede tener vida. Por eso son fundamentales el nervio de las plumas y el
montaje del abanico, nunca pegado al cuerpo y en un ángulo de más 45 grados.
En Francia la pesca con mosca ahogada
a látigo se practica desde hace mucho tiempo, (creo que desde el
principio de esa modalidad) en los ríos del “Massif Central”. En 1991 he
controlado en competición a un nativo de aquella zona que despreciaba las
cebadas que veía y seguía con sus ahogadas. Sacó varias truchas. La pesca con
“buldó” vino más tarde esencialmente en los grandes ríos y en los lagos e
ibones en alta montaña. En un lago del Pirineo recuerdo a un pescador que lanzaba una enorme boya para
llegar lo más lejos posible, una boya con sólo un rastrero que iba recogiendo
con lentitud y paradas largas. Consiguió varias capturas.
En los ríos la pesca moderna se practica sobre todo a ninfa.
Es posible que sea más efectiva que la pesca a mosca ahogada pero a mi juicio
el placer del lance y de la captura no se puede comparar. A estas alturas si
pesco menos me da igual.
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