Primer día de pesca en el escenario de Salamanca.
La verdad, no sé cómo empezar este comentario. Fue un día más, de los muchos que se avecinan y que pasarán sin pena ni gloria, si nadie lo remedia.
Llegamos sobre las doce del medio día, ligera brisa, sol y buenas expectativas de pescar. Solamente faltaba una buena eclosión de bétidos para que comenzasen a “moverse” las pintonas.
Los cinco amigos que allí estábamos, éramos los únicos en todo el tramo, parece que otros mosqueros más sagaces sabían con seguridad o tenían el convencimiento de que no iba a merecer la pena el estar ahí.
Sea como fuere, nosotros aguantamos las horas antes, durante y después de la eclosión. Que si que la hubo, pero que… ¿los peces no supieron detectar? Vana respuesta sería si así hubiere acontecido, pero no. Es mucho más factible que sea por otras causas. Como por ejemplo que la población de peces sea muy insuficiente o escasa. Los motivos… de todos conocidos, menos de los que realmente deberían saberlo, o… acaso si lo saben y no quieren o no pueden hacer nada para remediar tal escasez. Una pena, una verdadera pena de difícil solución. Aunque… también podría ser sencilla y, no es necesaria explicación.
En definitiva, primer día y primer “bolo”, en un lugar maravilloso, donde me invaden miles de recuerdos de innumerables pescatas, otrora añoradas, con ese punto de tristeza al ver que es muy difícil conseguir que sean de nuevo evocadas.
Disfrutamos de un espléndido día de convivencia y confraternidad entre el círculo allí reunido de pescadores mosqueros, comimos nuestras viandas a pié de río y recogimos nuestros residuos como concierne a nuestra instrucción y civismo. Con todo el respeto que el entorno se merece y que muy pocos le otorgamos, aunque cierto, cada día somos más.
Las fotos, fueron uno de los principales alicientes de esta jornada. Faltaron los peces que hoy no quisieron salir en la portada.
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