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22 mar 2011

Otra vez en el escenario deportivo de Salamanca

Y… llegó el día:


Con estas moscas…














En este río…

En compañía de algún otro pescador, en este caso de Carlos, de Valladolid.








 Quien con una de sus moscas confeccionadas por el mismo





























 logró esta
hermosa trucha…




















Que fue devuelta después de la foto…












Con paciencia y esperando el momento...












Con habilidad y conocimientos…


Con esta mosca en la punta de la línea que así quedó después de algunas capturas…












Logramos estas preciosidades…















Mi hermano Tasio…































Y Yo…



Nos han quedado ganas de volver porque la verdad… no nos esperábamos esto.


Y… disfrutamos volviendo a ver a nuestras amigas en los mismos lugares de siempre.









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17 mar 2011

TEMPORADA DE TRUCHA 2011

Texto: Leonardo de la Fuente / rtvcyl • (Diario El Mundo)
Importante y de interés general

Este domingo comienza la pesca de trucha y salvelino en el sur de la Comunidad

• Cuatro truchas, por pescador y día, límite autorizado en las aguas libres

• Cucharillas y peces artificiales solamente podrán llevar un único anzuelo con muerte



 

Los ríos trucheros de las provincias de Ávila, Salamanca, Segovia y Valladolid verán el próximo domingo día 20 como se pueblan sus márgenes de pescadores en busca de las primeras truchas y salvelinos - donde los haya-, de esta temporada. Son las provincias denominadas, a efectos de pesca, como zona Sur de la comunidad, y las más madrugadoras para poder tentar al salmónido pues a partir de esta fecha se levanta la veda.



En el resto de las provincias de la región la temporada truchera no arrancará hasta el domingo 3 de abril y en las dos zonas, Norte y Sur, la campana permanecerá abierta hasta el día 31 de julio, salvo las excepciones provinciales al cierre que establece la Orden anual de pesca y que deberán de estudiarse debidamente los aficionados.



El cupo de capturas en las aguas libres, la normativa fija para esta temporada de 2011, en cuatro truchas por pescador y día, de una medida que sea superior a los 21 centímetros, si bien en los cotos trucheros de la región, tanto el cupo reglamentario como la medida mínima establecida, cuentan con su propia reglamentación específica. En ningún caso se podrán acumular los cupos diarios correspondientes a cotos y aguas libres cuando se disfrute de un permiso en un acotado.



Los días hábiles de pesca en las aguas libres no declaradas trucheras serán todos los días. En estas aguas, en la época hábil de la pesca de la trucha, los lunes y jueves deberán devolverse de forma inmediata a las aguas de procedencia las truchas que se pudieran pescar.



Entretanto, en las aguas libres declaradas trucheras, durante el período hábil de la trucha, se podrá pescar todos los días, excepto los lunes que no sean festivos de carácter nacional o autonómico. Igualmente los jueves siguen estando considerados como «día hábil», pero la pesca de los salmónidos únicamente podrá practicarse en la modalidad «sin muerte», incluso cuando fueran festivos, debiendo devolverse a las aguas todos los salmónidos capturados.



































Ojo con las cucharillas y peces artificiales



La Orden MAM/1587/2010, señala lo siguiente en el segundo párrafo del artículo 6.2.1., “En todas las aguas declaradas trucheras, excepto en los cotos intensivos de pesca, si el aparejo de pesca está formado por 2 o más anzuelos, éstos deberán ir desprovistos de arponcillo. Esto último no será de aplicación en la modalidad de lance conocida como 'mosca a la leonesa', ' mosca ahogada' o 'con boya'”.



Entre el colectivo de pescadores de lance, entre los amantes de la pesca a cucharilla, la norma no ha sido muy bien recibida ya que los aficionados entienden que se les está condicionando en demasía la practica de su afición favorita. El apartado anteriormente señalado tiene, según explicaron a Rtvcyl desde el Servicio de Pesca de la consejería de Medio Ambiente, la siguiente lectura:



1º.- Se entiende por aparejo el arte de pesca constituido por uno o más señuelos.



2º.- Se entiende por señuelo el elemento que utiliza el pescador para atraer al pez e inducir la picada y que dotado de anzuelo permite la captura del pez. Por ejemplo, un señuelo que imita a un pez artificial, una cucharilla, una mosca artificial, un vinilo, etc.



3º.- Una tripleta, ancoreta o potera, se considera como anzuelo triple y por tanto, de acuerdo con lo expresado en el anterior párrafo del artículo 6.2.1., deberá llevar todos sus anzuelos sin arponcillo. Por lo tanto, excepto para la modalidad de lance conocida como 'mosca a la leonesa', ' pesca a mosca ahogada' o 'con boya', cualquier aparejo (conjunto de señuelos) o señuelo de forma individual que en su montaje emplee dos o más anzuelos deberá llevar éstos sin arponcillo. Esto es, habrá que quitar la muerte a las poteras de las cucharillas y peces artificiales, o cortarlas dos de sus tres anzuelos y dejar, ya que esto sí está permitido, un único anzuelo que sí podría llevar el arponcillo o rejón con muerte.



En cuanto a la pesca a “mosca seca” siempre se utilizarán anzuelos sin muerte cuando se pesque en tandem, mosca y ninfa colocadas a la vez, en la misma línea.



La campaña también ofrece dudas para los pescadores de cebo ya que el artículo 6.2.5. señala que,” en todas las aguas declaradas trucheras se prohíbe el empleo de cualquier clase de huevas, larvas, ninfas y pupas de insectos pertenezcan o no a la fauna acuática local.”



Esta norma afecta a los pescadores de cebo que siempre pescaron y utilizaron, como cebo el gusarapín, gusarapas, marabayos o pequeños invertebrados del río y también ha levantado alguna ampolla entre los aficionados, sobre todo en la provincia de León.



En esta modalidad de pesca a cebo la lombriz de tierra o insectos vivos adultos, como saltamontes y grillos, son los que se podrán utilizar, pero para ello como apunta el artículo 6.2.6.; “En las aguas declaradas trucheras, para la pesca con cebos naturales permitidos únicamente podrán utilizarse anzuelos cuya distancia, medida en recto, entre el ojo y la parte inferior del anzuelo sea superior a 25 milímetros y la distancia entre la punta y el asta, medida perpendicularmente a esta última, sea superior a 9 milímetros. Este apartado no será de aplicación en los cotos intensivos.







 
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13 mar 2011

De nuevo Guy nos deleita con su magnífica prosa y sus acertados pensamientos en soledad.



La Soledad del Pescador


…….en el ejercicio solitario de tu arte, no es imposible que el efímero Presente se pare un momento…..




Hay pescadores que no saben salir solos. Necesitan la presencia de un amigo cuando no de una pandilla de compañeros. Personalmente no descarto la compañía, me gusta salir con mis hijos o pasar un día entero con buenos amigos con almuerzo de mañana, huevos fritos, vino, risas y comentarios. Sin embargo creo que lo que prefiero es la soledad en la acción de pesca por muchas razones.



He notado que doy siempre lo mejor de mí mismo cuando me muevo solo en total libertad, cambio de sitio cuando quiero, utilizo la técnica que quiero, entro en el río o salgo cuando me apetece....Con un amigo es distinto : no puedo cambiar de sitio y mover el coche sin avisar. Si pescamos cerca y él saca peces y yo no, me asaltan varias preguntas. Si soy el que saca más peces también me preocupo y todos sabemos que la preocupación no pesca.



En algunas ocasiones la presencia de una persona ajena es para mí una verdadera traba, especialmente en las competiciones individuales con un controlador detrás de ti y más todavía en las competiciones por equipo donde al peso constante del controlador se añade la inquietud por no defraudar al compañero. Todo aquello traba tu instinto y la única forma de recobrarlo es la concentración que sólo se consigue, en mi caso por lo menos, andando solo.



A la soledad le veo grandes ventajas no sólo de pescar mejor como digo sino también de disfrutar plenamente de la naturaleza, del río y del tiempo si es agradable y sobre todo del silencio. Es increíble lo que trae el silencio. A mí me relaja de tal modo que empiezo a vagabundear entre mis pensamientos y me quito, como si fuera una inútil vestimenta, la obsesión por la captura. Muchas ves me acuerdo del pasado lejano o cercano, de momentos importantes de mi vida, también de personas y me doy cuenta, cuando estoy lejos de Europa, que la distancia me facilita una mirada mucho más objetiva sobre la gente y los sucesos. Al que me engañó muchas veces sin que me diera cuenta le veo de repente en su lamentable realidad. Y al revés les encuentro disculpas a algunos que me parecían impresentables. En la soledad y la distancia ves las verdaderas motivaciones que animan a algunos que se dicen amigos tuyos y en realidad no buscan más que su propio interés. Descubres que si algunas personas, que creías muy cerca de ti, tienen la generosidad del dinero, en cambio no tienen la generosidad del corazón que es la más noble y la única que puede mover los hilos de la sincera amistad.



Y sigues pensando….. y como tu mecánica de la pesca después de tantos años es buena y en “ejecución automática”, de sopetón clavas una trucha y empiezas a pelear y te das cuenta que algunos minutos antes estabas en el pasado o tal vez en el porvenir y esta trucha te acaba de ubicar en el presente. Terrible drama de los humanos, desconocido de la inteligencia animal, el no ser capaz de parar el presente que no es más que un eje efímero entre el pasado fallecido y devenir por nacer : Conciencia del tiempo que pasa y por vía de consecuencia conciencia de la muerte.



Y con esta trucha en el anzuelo que pelea por su libertad el pescador vive una emoción que descarta todo pensamiento entre Ayer y Mañana. Sólo existe el Ahora desde la clavada del pez hasta el segundo en que lo cobras. Y si por casualidad, como aquí en la Patagonia, es una trucha plateada de kilo que salta, baila se revuelve, te obliga a correr río abajo, si tienes la suerte de cogerla por fin en tu mano después de varios e incalculables minutos entonces sabes que para ti, en el ejercicio solitario de tu arte, no es imposible que el efímero Presente se pare un momento.



Aikén Leufú 2011




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9 mar 2011

Almaraz, pescando voy, pescando Bass.

¿Debemos madrugar, Tasio? –Esta fue mi pregunta cuando mi hermano Anastasio y yo habíamos decidido salir por primera vez este año a pescar- A pescar con mosca.


Desde hace varios meses, no hemos efectuado ninguna salida. Quizá por el frio, quizá por razones de actividades afines y que no nos han permitido el tiempo necesario para poder ir. Puede que también sea porque hemos madurado ya lo suficiente, como para tomarnos esta afición con pensamientos de expertos y sepamos cuándo es la mejor ocasión o el mejor momento.

 (A cinco de marzo no se encuentran demasiados lugares con garantías para poder practicar.) No obstante, decidimos hacer una salida. Una excursión a algún lugar que nos ofreciese buenas expectativas o posibilidades de conseguir alguna captura. En definitiva, de pescar.

 No nos importaba mucho la especie, ya qué, lo que pretendíamos era salir de pesca y dejar la rutina acumulada tras el tiempo sin practicar nuestra más apasionada actividad. Mi hermano opinaba lo mismo que yo. El frío… es un problema importante, significativo, pero que no nos podía echar atrás.

 Más para el pez, que para quien los pretende apresar. ¿Qué especie apetecíamos pescar? Los lucios ya no son tan abundantes allí donde les acostumbrábamos a tentar (me decía Tasio) y podría resultarnos un tanto aburrido si las capturas se hiciesen desear. (Aunque nuestra prioridad no es absolutamente la de pescar y pescar.) Los ciprínidos, por estas fechas están demasiado profundos e insondables para nuestras moscas, y era fácil que no hubiese capturas salvo en cuestión muy eventual. Aún nos quedan varias semanas para tentar las truchas.

La veda está por terminar. Otra posibilidad, era la de irnos allí donde las aguas estén ya aumentando su temperatura y por lo tanto, los peces, comiencen antes la (por nuestra parte) ansiada actividad. Tasio y yo estábamos de acuerdo. Había que buscar aguas que fueran más cálidas que en nuestra zona y lugares cercanos más habituales. –Nos iremos a Cáceres, Extremadura. Pescaremos el Bass- No hay duda, a mi hermano le encantaba ir al Bass en estos días fríos antes del comienzo de la primavera y, allí sería un buen lugar.


Hacía mucho tiempo, casi dos años, que no visitábamos la Central Nuclear de Almaraz. Allí se está, (en esta fría época) con la cara fresquita y el culo caliente. Los peces tienen allí todo el año plena actividad. Barbos, Carpas y Bass, abundan por sus cálidas y “tropicales” aguas.

 Donde es una verdadera gloria estar. Si no sientes el “yuyu” de tener tan cerca las torres de una central nuclear. Yo, personalmente creo que es bueno para el reuma y otras afecciones articulares, y lo demás, me tiene sin cuidado. No siento una especial discrepancia por este lugar y siempre es grato que dentro del agua no se esté tan mal. Con el vadeador tienes mucha orilla por pescar y la afluencia de pescadores (de los que solo vimos cuatro o cinco pescando a fondo) no es objeto de preocupación.


Son kilómetros de orilla para andar e intentar mover algún pez con los señuelos que habíamos preparado para la ocasión. Soy de esos que montan las moscas para ese mismo día, y cada vez llevo nuevas las moscas que voy a utilizar. Me da igual la especie que sea.

Yo las vuelvo a montar. Es una ridícula manía, lo reconozco.

Llegamos al pueblo de Almaraz hacia las 09.00 h, decididos a comprar unos bocadillos en la gasolinera que hay en la subida de la salida del pueblo y tomarnos un café calentito, pues la mañana lo pedía.

Conocíamos el lugar en que otras veces habíamos pescado e hicimos por éste. Allí llegados nos acordamos de nuestro amigos que hoy no nos pudieron acompañar. Javier y César, habituales en nuestras jornadas de pesca y acostumbrados a pescar a la par, dos a dos.

Puestos los vadeadores y entrados en el agua por el lugar escogido y que nos pareció el más idóneo para comenzar, nuestro gesto y expresión fueron al unísono. ¡¡¡Qué calentita está!!! Abrimos nuestras cajas y Tasio se fijó en uno de mis señuelos con forma de rana de color negro. –Pásame una de esas que lo voy a intentar– Vale, yo pondré el mismo y según los resultados iremos cambiando. Éstos no se hicieron esperar y a los pocos lances ya habíamos conseguido los dos alguna captura y así continuamos con el mismo señuelo cosechando una tras otra, Bass tras Bass. La mayoría de pequeño tamaño, pero muy combativos.

 Hubo alguno que superó los treinta centímetros y los 0.700 kgm. De peso. (Claro, esto a ojos de buen mosquero) Pero las piezas clave aún estaban por llegar. Tras unos minutos en que la inactividad se había vuelto monótona y cambiado algún señuelo, llegamos a un lugar en el que había bastante vegetación y palos de cercados sumergidos. Lugar sin duda que nos pareció nos ofrecería alguna pieza de importancia. En ese momento yo llevaba puesto un Popper muy bonito, de colores amarillos y naranjas, que había confeccionado con mucho mimo y que me había proporcionado un par de capturas, aunque de pequeño tamaño. Tasio continuaba con su rana negra y ya había sacado un Bass muy majo de muy cerca del kg. De peso. Estaba pletórico con todas las capturas que había y habíamos realizado (más de veinte, sin lugar a dudas) y estábamos dando las últimas antes de decidirnos terminar esta jornada de pesca. Resolví cambiar el señuelo por la susodicha rana e intentar los últimos lances con ella, despidiéndome así de este magnífico lugar sus orillas, sus maravillosas plantas con flores aún sin haber llegado la primavera.

Una especie de orquídea (Ophrys Tenthredinifera) me llamó la atención y le hice unas fotos para el recuerdo. Muchas veces no vemos lo maravilloso que puede ser un lugar, las cosas bonitas que se esconden, que nos pasan desapercibidas y que también es pescar.

Pero vuelvo al relato. Puesto de nuevo el señuelo de foam negro, con plumas negras y patas de tiras de goma negras, jaspeadas de amarillo, ojos móviles saltones, que según Tasio, son los que más llaman la atención hacia él de estos depredadores. Me propuse hacer el lance hasta aquel agujero entre la vegetación de espadaña. Habría unos diez metros, y estos señuelos de poco peso se lanzan bien y sin dificultad.


 Acostumbro (una vez caído en el agua) a darle pequeños tirones de unos centímetros cada vez para animar al pez a picar. En esta ocasión no sé si llegué a darle dos o tres. Salió fuera de la superficie como un misil, llevándose el señuelo en su boca tan dentro que no se le veía asomar. Los saltos que daba eran espectaculares y las alabanzas de mi hermano hacia aquel hermoso pez… os las podéis imaginar. Las fotos con la pieza dan fe de la que es un hermoso ejemplar. (Que volvió después de la corta sesión fotográfica a su medio para que alguien más lo pueda volver a capturar.)


Los que siguieron después, fueron otros dos más también muy bonitos, pero decidimos terminar con este buen sabor de boca dándonos por satisfechos y regresando al lugar de donde habíamos partido y que nos quedaba a cierta distancia, ya que habíamos andado cerca de tres km desde donde habíamos comenzado.


Volvimos por un sendero vinculado a la orilla del pantano. La conversación es la que se puede esperar de dos pescadores satisfechos que regresan orgullosos y concienciados, sensibilizados con el entorno y de que no son los mejores pescadores del mundo, ni siquiera del lugar, pero qué bien sabemos pescar.




Paco Redondo.





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