Empecé a pescar de niño en el arroyo de mi pueblo donde,
entre otros pececitos, había bermejuelas. Me encantaba ver su color rojizo cuando, por suerte, sacaba una con una
lombriz atada en un alfiler retorcido que fui achicando y mejorando con el
tiempo. No tenía más remedio que usar anzuelos sin muerte. Cuando pude
conseguir verdaderos anzuelos con el arponcillo, volvía a casa con bastantes piezas que se convertían en tortillas en la sartén de mi abuela. Más
tarde aprendí a pescar a cebo y saqué mi primera trucha durante unas vacaciones
en “La Montagne Noire” (Sierra Negra) donde también mi padre pescaba a cebo
vivo, con saltamontes en verano.
Mi primer contacto con la pesca a mosca fue de lo más
raro. En un río del Macizo Central cerca de Rodez, mi primer puesto de profesor
de Español, vi algo como un látigo moverse por encima de las orillas en un
sitio estrecho y profundo del río Viaur. Me acerqué descubriendo a quien
manejaba aquel extraño artilugio cuya finalidad era posar una mosca seca en las aguas. Le observé
un buen rato pero él, azotando a lo loco, no me hizo caso. Hablé con mi
compañero y maestro de pesca que me regaló un material básico y algunas
nociones como lo comento en mi libro “Planeta Mosca”. Empecé a practicar
solo, en autodidacta, con los supuestos errores del método. Era el año 1962.
Tenía 25 años. Desde entonces no pesco más que con cola de rata aunque siempre
dije que respeto todas las técnicas.
Mis
escenarios de pesca son muy diversos y variados por una razón concreta que también influyó mucho en
mi manera de pensar la vida. Un accidente de circulación grave me dio la
posibilidad de terminar mi carrera profesional en la enseñanza a distancia es
decir que no tenía obligación de trabajar en lugares o con horarios fijos. Como
si ahora trabajase por internet. Entonces por temor a aburrirme en casa empecé
a viajar buscando al mismo tiempo nuevos
destinos de pesca. No puedo comentar aquí
todo lo que hice. En mis libros hablo de varias expediciones sobre todo
a la Patagonia. Me queda bastante que escribir todavía y nuevos viajes en
perspectiva...
Tanto en casa como en otros lugares suelo montar mis moscas, mis secas, mis emergentes,
mis ahogadas, mis ninfas, mis estrímers, todos los artificiales para salmónidos
y voraces esencialmente aunque me adapto siempre al terreno. Monto mis moscas
pero no desprecio, ni mucho menos, las de los demás mosqueros y cuando me
regalan alguna la pruebo con sumo gusto porque la mosca regalada siempre va
acompañada de un comentario convincente. Además hay excelentes montadores que
imitan perfectamente la realidad. Yo sigo por mi camino de siempre buscando
primero la efectividad. Es curioso, en la misma serie, por ejemplo de
tricópteros, hay algunos que pescan mejor que otros, algunos que rizan y otros
no. Los misterios de la pesca son difíciles de dilucidar. Es muy fácil que se diluyan en aguas de borraja. También compro
algunas moscas sobre todo cuando pesco
un río desconocido. Suelo ir a la tienda más cerca para hacerme con los modelos
más usados en aquel río. En Polonia solucioné así mis problemas con los
tímalos.
Así
y todo, como la mayoría de los mosqueros, tengo mis moscas preferidas. Cuando
pesco a mosca seca uso imitaciones de “baetis” a principios de temporada, tricópteros
de distintos tamaños y color todo el año, efémeras y emergentes cuando las hay,
hormigas sobre todo en verano. Desgraciadamente las situaciones de pesca han
cambiado mucho en el tiempo y no se ven tantos insectos como antes. No
obstante, a la hora de poner una mosca artificial, mi “política” siempre ha
sido la misma. A la pregunta, “Cómo vas a pescar hoy ?” siempre contesto:
“Quiero ver el río antes de decidir”. Si hay alguna eclosión, pesco a seca y en
el caso contrario, desgraciadamente cada día más frecuente, pesco a mosca
ahogada o a ninfa. En cambio, en otoño e invierno en la pesca de reservorio,
puedo decir que, menos unas condiciones imprevisibles, empiezo la pesca con
cola de rata # 7 de hundimiento nº3 y señuelos adecuados, “boobies”, pequeños
estrímers ligeros .....Es lo que me da mejores resultados de momento. Mañana
podría ser otra cosa.
Al
cambiar mucho de escenario el porcentaje de tiempo que concedo a cada modalidad
es muy variable e imposible de calcular. Pero en todos los casos me gusta probar modelos de moscas
nuevas, a partir de mis observaciones a
pie de río o de lago, moscas confeccionadas con materiales antiguos y otros
nuevos que siempre salen al mercado. Desgraciadamente como montador tengo un
gran defecto y es que me olvido de montajes que demostraron su efectividad en
favor de nuevas experiencias no siempre muy convincentes. Al andar del tiempo
coleccioné centenares de moscas de todo tipo. Cuando empieza una temporada
intento limpiar mis cajas, me cuesta, conservando mis favoritas. El resto lo
guardo por si acaso o lo regalo. Nunca me ha gustado tirar mis moscas pero hace
algunos años que, en acción de pesca, cuando una mosca me pone un problema, o
me trae un disgusto, la corto y la tiro.
Finalmente
creo que en un año de pesca, en las temporadas de ríos y lagos en Europa, en
viajes a la Patagonia u otros destinos, voy alternando todas las modalidades,
siempre en función de cuatro factores
:
-
Observación de
los insectos acuáticos y terrestres (ríos y lagos)
-
Calidad, transparencia
y profundidad de las aguas (ríos y lagos)
-
Caudal,
importancia y diversidad de los tramos
(ríos)
-
Peces presentes
en el escenario elegido (ríos y lagos)
No
puedo terminar este pequeño panorama de mi vida de mosquero sin hablar de mi
preocupación respecto al porvenir de la pesca. He conocido épocas muy
distintas. En las primeras, las de mi juventud y de mi madurez los cambios no
se notaban mucho aunque observábamos
mermas preocupantes que desgraciadamente fueron creciendo al andar del tiempo
para llegar hoy en día a la gran miseria de muchos ríos como es el caso de mis
favoritos en Francia y en España. La crisis de la que todos hablan también
afecta a muchos escenarios antes muy famosos. Sin embargo cuando la pesca está
bien administrada como en algunos países de la Europa Central vuelven a
encontrarse situaciones mucho más positivas que podrían ser un motivo de
esperanza.
Dedicando sus libros en las jornadas 2012 de Mosqueros del Tormes.
--gR—2012
--gR—2012
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1 comentario:
Buen maestro de pesca es el amigo Guy paco, la verdad no te cansas de leer sus relatos y vivencias de pesca, desde este tu blog le mando un saludo y un abrazo a Guy
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