Los Llanos.

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Los Llanos, Ávila. 04- 04- 09
Pescar no es simplemente capturar peces.
Pescar… es estar en buena compañía, despachar las viandas, disfrutar del maravilloso entorno que conforma el río con toda su extensa y variada gama de vegetación, del “Cantar del Agua” que diría mi querido amigo Guy.



Disfrutar de los pájaros que alegran la primavera con sus bien entonados trinos, fotografiar todo aquello que nos llame la atención por insignificante que sea,
e inmortalizar con instantáneas nuestras capturas (si las hubiere) antes de ser devueltas al agua.



Siento pena, profunda e intensa pena de los cadáveres de peces fotografiados en tierra, al lado de una cesta. Imagen muy habitual aún, que antaño fuere índice de un gran día de pesca, o de insólitas y antiguas tradiciones.



Pero que hoy, no son más que un vano, presuntuoso e inútil testimonio de una hazaña que debería crearnos (al observarla), un sentimiento de vacío por haber quitado la vida frívolamente a esos seres con los que más tiempo nos deleitamos, a la vez, que veneramos por sus habilidades y respuestas.
Pescar sin matar.
No existe mayor encanto en la pesca deportiva, que la de poder restituir con cuidado y delicadeza al agua cada captura efectuada, sea de la especie que sea. Cada vez más, se va agrandando el grupo de los apegados seguidores de esta noble actitud, que por lo general, serán los precursores de vanguardia para la pesca integral sin muerte. Llegando a ser sin duda la mejor solución, (junto a la tramitación (con medidas efectivas) de expedientes para subsanar las contrariedades medioambientales que hoy sufren nuestros ríos, y, que son responsabilidad y obligación además de compromiso, de las distintas administraciones) para la salvaguardia de todas las especies de seres vivos que los habitan o moran sus cercanías, en especial de las más sufridas, donde se incluyen nuestras anheladas amigas las truchas.




... adios amiga, volveré a verte algún día.

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